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, Polarización O-kuni, Drenaje Linfático, Reflexología Podal, Flores de Bach, Masajes, etc.
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Meditaciones, Cursos, Talleres, Encuentros, Conferencias.

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sábado, 30 de julio de 2016

Abrazar, consolar y atender no es malcriar, también es educar


mamá con bebé


Abrazar, consolar y atender no es malcriar, también es educar

Malcriar no tiene nada que ver con consolar, con atender necesidades, con apagar miedos o nutrir con abrazos o caricias. Quien “mal cría” es quien no hace caso y abandona, quien comete el error de pensar que la mente de un bebé es como la de un adulto que entiende de manipulaciones o chantajes.

En un interesante estudio sobre inteligencia afectiva se demostró que lo que más experimentan los bebés a lo largo del día es dolor psicológico. Mucho más que el dolor físico. Es sin duda un detalle que vale la pena tener en cuenta: el sufrimiento emocional de los más pequeños tiene que ver con factores como el hambre, el miedo o la sensación de inseguridad.

Son factores instintivos que implican un malestar auténtico, y esto es algo que cada niño va a demostrar de un modo particular y diferente a los demás. Habrá bebés más demandantes que otros y por ello, como madres, hemos de entender la realidad particular de cada criatura sabiendo que quien atiende necesidades no malcría. Que ofrecer seguridad y estrategias es educar.

Te invitamos a profundizar en este tema que en ocasiones, suscita cierta polémica.
Consolar, el arte de entender necesidades.


Consolar, el arte de entender necesidades

Si un amigo nuestro llora no lo dejamos que lo haga hasta que se agote. Si nuestra pareja, nuestra hermana o nuestro padre lloran no los dejamos en una habitación hasta que se les pase. ¿Por qué hemos de hacerlo también con nuestros hijos?

Consolar es el arte excepcional de saber intuir necesidades y saber desplegar adecuadas estrategias de atención para sanar esos dolores psíquicos o emocionales. Por ello, en ocasiones, no basta con decir “cálmate, no pasa nada”, para un niño pequeño lo que confiere mayor poder de consuelo es el contacto físico y ese tono de voz capaz de hablar con calma y cercanía.



Son pequeñas cosas que generan auténticas improntas en el cerebro de un bebé que está madurando y donde cualquier estímulo, así como cualquier carencia, va a determinar su posterior desarrollo. Veamos más aspectos de interés.

La sabiduría del “biencriar”

Los términos son importantes en nuestro lenguaje, pero en ocasiones las expresiones más populares suelen ver siempre comportamientos patológicos donde solo hay procesos naturales. Es muy posible, por ejemplo, que también tú te hayas visto en la situación de tener que soportar los comentarios de tus amigos o familiares cuando coges en brazos a tus hijos para aliviar su llanto o su enfado.

“Lo estás malcriando”, nos dicen. Nosotras callamos sabiendo que no es así, porque entendemos que un refuerzo positivo en el instante acertado evita rabietas, reduce el estrés y consigue que nuestros niños se sientan más seguros para ir explorando su entorno a su ritmo.

* La sabiduría del biencriar sabe que que las consecuencia del llanto prolongado y no atendido trae efectos no deseados. Desde el punto de vista neurológico lo que ocasiona es que haya estrés, y un nivel elevado de cortisol altera la química de los neurotransmisores, se intensifica el miedo y una mayor necesidad de atención.

* La sabiduría del biencrear sabe que consolar, abrazar y “estar presente” mejora el vínculo con nuestros hijos. Nuestros niños van a necesitar de este apego seguro a lo largo de sus tres primeros años. Es una etapa donde sus necesidades vitales suelen ser simples pero esenciales: seguridad, afecto, reconocimiento y disfrutar de estímulos enriquecedores con los que favorecer la conectividad neuronal.

Un niño al que se le deja llorar hasta que se agote o al que no recibe abrazos o caricias es un bebé que construye una idea del mundo algo hostil, un escenario del que “siempre estará esperando cosas”, un mundo del que defenderse a veces con ira, o del que esperar refuerzos con los que encontrarse a sí mismo.

No es lo adecuado.




Promover el desarrollo emocional para ayudar a crecer

La educación emocional no empieza cuando un niño es ya competente a la hora de comunicarse, cuando hemos ya de poner reglas, de marcar límites y negociar normas. Un bebé de ocho meses que nos tira del pelo cuando se enfada es una persona que busca canalizar su rabia y su frustración.

* La educación emocional empieza desde el primer día en que dejamos a nuestro bebé en la cuna después de llegar del hospital. Después de dar a luz. No podemos olvidar que el primer anclaje emocional se origina nada más nacer, con ese primer contacto piel con piel entre el bebé y su madre.

* La lactancia materna es un pilar maravilloso para seguir construyendo ese vínculo que transmite seguridad, calma y bienestar. Más tarde, el arte de consolar de manera respetuosa le permitirá seguir creciendo en seguridad.

* Atender las reacciones negativas tampoco es malcriar. El niño de dos años que tira un juguete al suelo con rabia o que araña a su hermano o a su madre, esconde una emoción que lo sobrepasa y que hay que saber canalizar, entender y gestionar.



La tarea de entender emociones y trabajarlas es algo que requiere paciencia e intuición, algo que nunca deberemos pasar por alto “solo porque son pequeños”.
Las cosas pequeñas de ahora pueden transformarse en grandes abismos el día de mañana, por ello, es necesario que prestemos atención, que los alimentemos con emociones positivas poniendo en práctica el arte del biencriar.

Fuente: eres mamá

jueves, 28 de julio de 2016

Nuevo estudio demuestra que el amor del padre en más importante que el de la madre


Nuevo estudio demuestra que el amor del padre en más importante que el de la madre

Blanco, negro, gordo, delgado, católicos, protestantes, ricos, pobres. No importa cuántos factores sociales, económicos, culturales o religiosas difieren entre las personas, todos tenemos algo en común:venimos al mundo gracias a un padre y una madre, y su amor por nosotros hace toda la diferencia en nuestras vidas.

Según un nuevo estudio, ser amado o rechazado por el padre afecta desarrollo de la personalidad y la personalidad en los niños hasta la edad adulta. En la práctica, esto significa que nuestras relaciones en la infancia, en especial con los padres y otras figuras responsables, forman las características de nuestra personalidad.


amor de padre

“En medio siglo de investigación internacional, ningún otro tipo de experiencia ha demostrado un efecto tan fuerte y consistente en la personalidad y el desarrollo de la personalidad como la experiencia de rechazo, especialmente por los padres en la infancia“, dijo el coautor del estudio, Ronald Rohner, Universidad de Connecticut (EE.UU.). “Los niños y adultos de todo el mundo tienden a responder de la misma manera cuando se sienten rechazados por sus cuidadores y otras figuras de apego.”

Y ¿cómo se sienten? Exactamente como si hubiera sido golpeado en el estómago, sólo que en todo momento. Esto se debe porque los campos de la psicología y la neurociencia revelan que las mismas partes del cerebro se activan cuando las personas se sienten rechazadas y también se activan cuando sienten dolor físico. Pero a diferencia del dolor físico, el dolor psicológico de rechazo puede ser revivido por años.


El hecho de que estos recuerdos (el dolor del rechazo) acompañan a los niños toda la vida y es lo que termina por influir en sus personalidades. Los investigadores revisaron 36 estudios llevados a cabo en todo el mundo con más de 10.000 participantes y encontraron que los niños que se sienten rechazados sufren más ansiedad e inseguridad, y son más propensos a ser hostiles y agresivos.

La experiencia de ser rechazado hace que estas personas tengan más dificultades de formar relaciones seguras y de confianza con los demás, por ejemplo, la pareja, ya que tienen miedo de pasar por la misma situación otra vez.
¿Es culpa del padre, o es culpa de la madre?

Si el niño está haciendo algo mal en la escuela, o muestra una mala educación o comportamiento inaceptable, la gente más cercana tienden a echarle “la culpa a la madre.” Es decir, que el niño no tiene a la madre presente, o que ella no lo sabe educar.

Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que, por el contrario, la figura del padre en los niños puede ser más importante. Esto es porque los niños generalmente se sienten más rechazos si se trata del padre.

En una sociedad como la actual, aunque el nivel de la igualdad de género ha crecido mucho, el papel masculino sigue sobrevalorizado y, a menudo vienen acompañados de más prestigio y poder. Debido a esto, puede ser que un rechazo por esa figura tiene un mayor impacto en la vida de los niños.

Esto hace que sea una lección para los padres: el amor a sus hijos! Los hombres generalmente tienen mayor dificultad para expresar sus sentimientos, el cariño de un padre, es decir, la aceptación y el aprecio que viene de la figura del padre, puede significar todo para un niño, a pesar de que ninguno de los dos lo sepan todavía.

Y para las madres, otro mensaje: la próxima vez que te llamen de la escuela a causa de que su hijo hizo algo mal, tienes que tener una conversación con tu marido ;)
Bromas aparte, los problemas de personalidad, al parecer, pueden resolverse con el amor de un padre, y por supuesto, el amor de una madre.
Fuente: Despierta


«Castigar con silencio es más peligroso que con palabras. Y se hereda de padres a hijos»

Los autores de "La ciencia del lenguaje positivo» nos explican cómo construir un plan lingüístico familiar"


«Castigar con silencio es más peligroso que con palabras. Y se hereda de padres a hijos»

«Las palabras son poderosísimas. Pueden llegar a determinar el rumbo de nuestro pensamiento, nuestra actitud ante la vida e incluso, nuestra salud y longevidad». Esa es la teoría de Luis Castellanos y su equipo, expertos en neurociencia, y autores del libro «La Ciencia del lenguaje positivo». En él plantean que el uso de determinadas palabras (o la ausencia de estas) en el día a día puede suponer la diferencia entre el éxito y la derrota en cualquier ámbito. «El lenguaje nos permite gestionar nuestra propia inteligencia», asegura. «Si nos parece normal dedicar todos los días un tiempo a cuidar nuestro cuerpo, a asearnos, vigilar nuestra dieta o hacer algo de ejercicio, ¿por qué no dedicar también a cuidar cada una de nuestras palabras?», se pregunta Castellanos.

—La mayoría de nuestros deseos están centrados en mejorar nuestras circunstancias, pero estamos lejos de plantearnos mejorar nuestro lenguaje: así somos, así hablamos.

—El lenguaje refleja nuestra existencia, nuestra historia, nuestras esperanzas.El lenguaje es un espejo de cómo somos. Cuando somos conscientes de nuestras palabras nos damos cuenta de que no vemos el mundo tal y como es, sino tal y como hablamos. Por eso quizá cambiando el enfoque de ese espejo también podremos enfocarnos de otra manera, cambiar, ambicionar cosas más grandes, una vida mejor, con más bienestar, más alegría y más salud.


—¿Cómo podemos cambiar el uso de las palabras?


—Habitando las palabras. Hablar es habitar el mundo. Deberíamos hacernos cargo de nuestros vocablos, de su destino. Un buen ejercicio es intentar identificar las palabras que queremos que adquieran importancia en nuestra vida, aquellas que queremos «habitar». Nos referimos a esas que te ayudan a crecer, que son las que deberíamos compartir, las que nos ayudan a transformar nuestras vidas y a dar lo mejor que tenemos a las personas que nos rodean.

—¿Por qué es tan importante buscar ese lenguaje positivo?
—Esta científicamente comprobado que el lenguaje positivo busca evolutivamente dirigir nuestra atención y nuestra voluntad hacia el aspecto favorable de las cosas y de la vida. Tomar conciencia de nuestro lenguaje es fundamental para escribir nuestro destino. Es más, las palabras influyen en nuestra posibilidad de supervivencia, ya que la expresión de emociones positivas hace que nos fijemos, que prestemos atención, a aquellos estímulos físicos y mentales que cada vez son más relevantes para llevar una vida duradera, plena y con el mayor grado de felicidad posible. Somos unos firmes convencidos de las funciones vitales del lenguaje positivo en nuestra mente ejercen una influencia creativa en las decisiones más profundas que tomamos. Nuestras decisiones lingüísticas crean nuestra historia.

—¿Palabras son hechos?


—Palabras son hechos siempre. Tanto si haces lo que has dicho que vas a hacer, como si no lo haces. En el primer caso estarás mostrando un estilo de acción que genera confianza, mientras que en el segundo caso tu estilo de acción generará otro tipo de respuestas. Este es el poder de las palabras.

—También en el sentido negativo. La pareja, los padres, o los hijos son los que suelen soportar los efectos devastadores del lenguaje de la ira. Es lo que José Luis Hidalgo, coautor del libro, ha denominado el «Hulk en casa».

—Esto es así. El enfado desmesurado se propaga con mayor facilidad en los entornos íntimos. Se trata de una cuestión de confianza, y hacemos uso de ello. Las mayores muestras de enojo las solemos cometer en casa, ese terreno que sabemos seguro y donde no hay que fingir. Después del enfado sabes que nadie se irá de casa, que te seguirán queriendo, y que todo quedará en un hecho puntual. Sin embargo, a menudo maltratamos a las personas que nos quieren bien con nuestros gestos indisimulados de fastidio, con nuestro lenguaje descuidado, con palabras hirientes.

—Sabemos entonces que descuidamos los entornos más queridos pero, ¿qué podemos hacer para evitarlo? ¿Cómo podemos reconocer y reconducir estas reacciones exageradas ante hechos insignificantes?

—Hay dos momentos clave para nuestro entrenamiento. Uno tiene que ver con «cómo llegamos a casa», y el segundo, con reconstruir o reparar lo que inconscientemente, hemos dañado.

—¿Qué puedes hacer en lo relativo a «cómo llegas a casa»?


—Es importante realizar un pequeño acto, una señal de respeto, frente a la puerta de entrada, que puede consistir en respirar antes de girar completamente la llave. Es un simple gesto con el que asumir que accedemos a otra energía, a un escenario con otro ritmo, y que al cruzar el umbral de la misma nos vamos a incorporar a un nuevo espacio. Físicamente tiene que ver con la pausa, con un momento de silencio que aprovechamos para observar, para ver de verdad a las personas que nos esperan.

—Pero, ¿cómo reparamos los daños una vez que Hulk ha hecho estragos?


—En este caso es importante cuidar nuestro diálogo interior y no culpabilizarnos en exceso. Solemos tratarnos duramente cuando perdernos los papeles, lo pasamos mal precisamente por haber hecho que lo pasan mal los demás, renegamos más de la cuenta y alargamos innecesariamente la reflexión sobre las causas de nuestro comportamiento. Pensamos que así podremos curar las heridas cuando es precisamente lo contrario. Para enfrentarnos a los daños causados por nuestra ira podemos decir: «devuélveme lo que te he dicho, no era para ti».

—Igual que las palabras curan, dicen ustedes en su libro que el silencio es asesino y que se hereda de padres a hijos.

—En efecto. Castigar con el silencio es más peligroso que con palabras. El silencio es asesino, y se hereda de padres a hijos. Es un pozo sin fondo porque cuando se intenta salir ya no hay marcha atrás, se trata de un camino sin retorno cierto. Pertenece a la familia de la ira, pero puede ser más dañino que ella. Es casi imposible mentir cuando se habla enfadado, lo decimos mal, pero decimos lo que pensamos.

—¿Qué hacer con esta variable tan temida de la ira?

—Nosotros hemos identificado una cosa que se puede utilizar para romperlo: el tacto. Con el tacto surge... la palabra. Una cosa lleva a la otra. Lo hemos comprobado muchísimas veces en las formaciones que solemos impartir: a los alumnos les privamos de vista, los dejamos sentados en soledad y se callan. Entonces, les damos la mano de un compañero, da igual de quién sea, y empieza la conversación. Siempre obtenemos el mismo resultado. Sin duda,el tacto es la antesala del lenguaje verbal, de la comunicación fluida y sincera, es el gran desatascador de las relaciones humanas.


Luis Castellanos, durante la presentación de su libro- ÁNGEL DE ANTONIO
Consejos de Castellanos para trazar un plan lingüístico en nuestro entorno familiar

1. Incrementemos las palabras que tienen que ver con el sentimiento positivo y hagamos visibles esas palabras de algún modo; una forma creativa consiste en hacer de la cocina un «fortín» de positividad, es allí donde solemos invertir más tiempo, tomar decisiones, compartir una buena charla o desvelar lo que nos preocupa en busca de un buen consejo mientras tomamos un café o preparamos la cena, así que colocar a la vista—en los azulejos o en la nevera—unas simples palabras elegidas hacen que nos sintamos francamente bien.

2. Sorprendamos con algún «detallito», música, algo rico para compartir y, por supuesto, un post-it con algún mensaje especial que se desliza en una cartera, un bolso o un estuche escolar; elijamos las palabras y el momento donde ese mensaje puede ser más eficaz. Atrevámonos, incluso, a dejarlo en algún lugar donde esa persona tarde en encontrarlo, como en el bolsillo de un abrigo, debajo de una almohada o la sorpresa de la luna del coche.

3. Rebajemos el verbo «ser» y sus consecuencias que nos limitan, etiquetan y generan prejuicios; utilicemos mejor el verbo «estar», «parecer» o «comportarse», de forma que un «eres tonto» quede en un «estás tonto».

4. Hagamos asambleas divertidas centrándonos en las fortalezas de cada uno, juguemos a decirnos cómo nos vemos desde lo positivo, precisamente, para construir posteriormente aquello que tenemos que mejorar. Podemos expresarlo mediante palabras, dibujos, cuentos, etc.

5. Cuando preguntemos «¿cómo estás?», procuremos sentarnos, apagar la tele y callar, no sólo exterior, sino interiormente, anulemos los prejuicios, detengamos los argumentos o las interpretaciones que suelen ocupar nuestra mente y busquemos la calma interior.

8. Elaboremos un calendario emocional para expresar nuestros sentimientos, hagámoslo físicamente con cuadros grandes para que cualquiera pueda poner en la casilla correspondiente palabras a lo que les ocurre por dentro, propiciando el conocimiento emocional compartido. Expresar emociones de esta forma nos capacita para convivir con ellas creando ambientes protectores.

9. Incrementemos la cantidad de «síes» y rebajemos la de los «noes», fijémonos más en lo que tienen y no tanto en lo que les falta, anotemos logros, méritos, agradecimientos, hagámosles saber unos y otros de forma directa, sencilla, pública y abundante; equilibremos de una vez las incapacidades con las capacidades, convirtamos los imposibles en improbables, cambiemos la tendencia y empoderemos a las personas que nos acompañan vitalmente. Saldremos realmente favorecidos.

10. Demos más importancia a la voz humana... La tradición oral, escuchar algo de alguien, algo que nos importa de alguien que, incluso, no conocemos. La historia que se cuenta en el reino confortable de la cama convierte a nuestros hijos se vuelven más inteligentes, su inconsciente aprende y retiene nuevas palabras, giros complicados incluso. De todas las historias, las que más captan nuestra atención son las que hablan de nosotros mismos, las que hablan de lo cotidiano, de lo que les sucedió hace ya tiempo a nuestros mayores.

Fuente: ABC Familia Padres e hijos

Los dedos están conectados con los órganos: método japonés para curarlos en 5 minutos

Los dedos están conectados con los órganos: método japonés para curarlos en 5 minutos

Incluso con todos los increíbles avances de la ciencia en los últimos años, todavía es muy pequeña en comparación con la experiencia y la sabiduría adquirida a lo largo de miles de años de historia.



Para entender lo que estamos diciendo, basta con girar hacia el Este.

En este caso, en particular, estamos ante un fascinante recurso que proviene del antiguo arte japonés conocido como Jin Shin Jyutsy.

Este es un tratamiento que es capaz de equilibrar las emociones simplemente estimulando ciertas partes de las manos.

¿Intrigante verdad? A continuación, lea este informe especial y muy útil.

Como funciona

El nombre de la técnica es un homenaje a su creador, el filósofo Jin Shin Jyutsu.

De acuerdo con la teoría de Jin Shin Jyutsu, cada dedo está relacionado con un órgano y las partes del cuerpo.

Al mismo tiempo, se considera que cada cuerpo está conectado con ciertas emociones.

Por esta teoría, se puede controlar la salud de sus cuerpos y emociones mediante la manipulación de sus manos.

Se puede aplicar la técnica en cualquier lugar.

Sólo tiene que mantener sus dedos y pulsar la esperanza.

Puede hacerse o aplicar la técnica a otra persona.

Comience a tomar los dedos de la mano izquierda. La intensidad del toque es firme y delicado. Imagínese que está sosteniendo un pequeño pájaro. No apriete.

Una vez que comience a palpitar, espere unos 3 minutos y luego cambie de dedo. A continuación hay una guía rápida de la función de los dedos y sus relaciones con los órganos y las emociones.

Pulgar

Órganos: bazo, estómago y páncreas.
Las emociones: la depresión, la ansiedad.
Los síntomas: inquietud, dolor abdominal, dolor de cabeza, problemas de piel.
Acciones: mejora la digestión de los alimentos, ideas, pensamientos y emociones.
Le ayuda a dormir mejor y nos hace receptivos al tacto y afecto.
Las preocupaciones desaparecen.
Ayuda estómago, el bazo y el páncreas.
Puede detener un dolor de cabeza que se está iniciando.

Dedo índice

Órganos: riñón y la vejiga.
Las emociones: la confusión, el miedo.
Los síntomas: problemas con el sistema digestivo, dolores musculares, dolor de muelas, dolor de espalda.
Acciones: trae coraje, fortalece el deseo de vivir, armoniza el movimiento de
Fluidos corporales y el sistema muscular.
Se disuelve el miedo y las inseguridades.
Ayuda riñón y la vejiga.
Puede bloquear un dolor que está comenzando.

Dedo corazón

Órganos: hígado y la vesícula biliar.
Las emociones: irritabilidad, ira.
Los síntomas: dolor de cabeza, problemas de visión, problemas de circulación sanguínea, fatiga, dolor menstrual, dolor de cabeza frontal.
Acciones: amplía el sentido de la compasión, la claridad mental, la creatividad.
Regula la armonía interior.
Elimina la ira, la frustración y la irritabilidad.
Ayudar a hígado y la vesícula biliar.
Mejora la visión y revitaliza la fatiga general.

Dedo anular

Órganos: colon y pulmón.
Las emociones: la negatividad y la tristeza.
Los síntomas: problemas con la digestión, asma, problemas respiratorios.
Acciones: Promueve la alegría, la esperanza, el pasado eliminación y abierto a lo nuevo.
Se da vitalidad y energía para el cuerpo.
Lejos de la tristeza y la negatividad.
Ayuda pulmones y el intestino.
Armoniza la respiración y combate las molestias en el oído.

Dedo meñique

Órganos: intestino, corazón.
Las emociones: baja autoestima, las relaciones familiares, la inseguridad, nerviosismo.
Síntomas: presión arterial alta, problemas del corazón.
Acciones: aumenta autoestima, armoniza el sistema esquelético.
Termina con los reclamos, juicios, comparaciones y rivalidades.
Ayuda al corazón y el intestino delgado.
Puede cortar un dolor de garganta que está comenzando.

Palma de la mano

Cuerpo: diafragma.
Las emociones: depresión, desánimo
Los síntomas: Fatiga
Acciones: trae profunda sensación de paz.
Termina con el desaliento.
Ayuda a la membrana y el flujo en la región.
Armoniza cuerpo y mente.

Fuente: Naturaleza belleza y salud.com

miércoles, 20 de julio de 2016

El estado del alma determina la salud


“Es el estado del alma lo que determina la salud”

Entrevista a Ghislaine Lanctôt sobre medicina y salud,
 ” Primero el alma se enferma y le sigue el Cuerpo “

Desde que Ghislaine publicó su primera obra en la que pone en tela de juicio el funcionamiento del sistema médico –por ocuparse de la enfermedad, más que de la salud–, muchas conciencias han quedado inquietas. Para avivar estos temas, la autora, que transmite paz y seguridad, nos ha concedido un poco de su tiempo para compartir con los lectores su filosofía de vida.

Ghislaine Saint-Pierre Lanctôt nació en 1941, su padre y su abuelo eran farmacéuticos y ella empezó la carrera de Medicina para complacerles.

 «Yo quería ser filósofa. Pero creía que lo de pensar no iba a aportarle nada a la gente. Pensé, voy a hacer algo útil, que beneficie a la población, y como me crié en este ambiente decidí hacer la carrera de Medicina. Al final he dejado todo eso y lo que hago ahora es lo que quería hacer desde el principio».

Guislaine está divorciada y tiene cuatro hijos. «Lo que a mí me abrió los ojos –continúa la escritora– fue mi divorcio. Es lo que me despertó. Cuando los niños se marchaban a casa de su padre tenía tiempo para mí, no sabía lo que era eso, me había olvidado de mí misma. Yo trabajaba pero me ocupaba mucho de la familia, para mí era la prioridad. Entonces, como un fin de semana de cada dos, no tenía a los niños, estaba obligada a ocuparme de mí misma y es así como empecé a evolucionar, a conocer gente y a descubrir cosas, a salir de la prisión de la familia. 

Después de esto, viví seis años en Estados Unidos. Yo nací en Montreal (Canadá), pero entre 1984 y 1990 estuve en Estados Unidos. Esta experiencia me abrió los ojos sobre lo que es el negocio de la medicina porque es así como lo llaman allí. Aquí en Europa y en Canadá hacen creer que es como trabajar por el bien del enfermo, que es un tema social. A la vuelta de Estados Unidos, escribí La mafia médica cuya primera edición se publicó en 1994».

El colegio de médicos le puso una demanda, el proceso duró un año y desde entonces la escritora imparte seminarios para que la gente entienda y tome conciencia de que es el estado del alma lo que determina la salud mental. «Cómo mejorar el estado de mi alma para mejorar el estado de mi cuerpo», dice Ghislaine.

Pregunta: Su visión actual de la salud es completamente distinta a cuando era médico ¿En qué momento y por qué dio usted un giro radical a su carrera?
Respuesta: A lo largo de los años empecé a ver cosas que no me parecían sensatas, que no tenían lógica, como por ejemplo, seguir dando medicamentos aunque no funcionaran, aunque no se curara la persona. Yo no entendía, por ejemplo, como en un cáncer se aplicaba la quimioterapia si lo que hace es enfermar aún más a la persona que acaba por morirse de todos modos.

Cuando aparecieron las medicinas suaves pensé que eso era interesante, y yo he ido a encontrarme con personas que practicaban la medicina alternativa y entonces me di cuenta de que lo que hacían era muy interesante, incluso mejor que lo que hacíamos nosotros en la medicina convencional. Esas personas me acogieron, me mostraron lo que hacían, cómo actuaban. Y yo pensé: ¿por qué no nos han enseñado esto a los demás médicos? ¿Cómo puede ser que no lo enseñen en la facultad y que además a estas personas las tachen de charlatanes y de estafadores? Yo me encontré con ellos y vi que eso no era cierto, no eran charlatanes. Así fue como me empecé a plantear cosas. 

Cuando acabé la carrera de Medicina yo estaba convencida de que hacia el año 2000 ya no habría más enfermedad en el mundo, tenía una confianza ciega en la medicina que me habían enseñado. Sin embargo, veía que el tiempo pasaba y que la salud de las personas iba empeorando. Me percaté también de que medicamentos que no funcionan se siguen recetando, y que se practicaba una guerra en contra de las medicinas alternativas. Además, yo era flebóloga y había abierto centros de flebología en distintos lugares del país, lo que me llevó a experimentar de cerca el negocio de la medicina tradicional. Y ahí sí que entendí muchas cosas.

P: ¿Qué papel juegan para usted las medicinas alternativas?
R: Las medicinas alternativas producen un bienestar más interesante que el que proporciona la medicina convencional. La medicina convencional corta, quema y envenena. Corta con las operaciones, envenena con la “quicio” y con los rayos. Las medicinas suaves pueden poner orden de forma temporal en el cuerpo, pero como el problema está en el alma, antes o después habrá que afrontar el problema del alma.
Es el alma quien enferma a los demás cuerpos.
Por ejemplo: mi trabajo ya no me conviene, tengo náuseas por la mañana cuando pienso que tengo que ir a trabajar, entonces empieza a dolerme la espalda, las rodillas, la tripa… Puedo ir a ver a alguien que practique la medicina suave, va a ayudar a mi cuerpo, puedo tener tratamientos de técnicas energéticas que ayuden a mi cuerpo emocional y mental; pero hasta que no solucione lo que pasa con mi trabajo voy a seguir enfermando porque mi alma me dice «sal de aquí». Es interesante, porque el alma entrega un mensaje cada vez más fuerte y cuando no lo entiendes “te lanza un ladrillo a la cabeza”: un accidente de coche, un divorcio, alguien que muere en la familia, una enfermedad, perder el trabajo… Algo fuerte para que tú reacciones.

P: Desde su punto de vista como «médica del alma» ¿cree que hay alguna solución a este tipo de enfermedades?
R: Nunca es demasiado tarde, la sanación puede ocurrir en cualquier momento.

P: ¿A usted le va bien esta filosofía de vida?
R: A mucha gente le funciona, no sólo a mí. No es el médico el que puede sanarme.

P: Cada vez hay más casos de cáncer cuyos enfermos reciben quimioterapia. ¿No cree que en algunos casos la quimioterapia cura?
R: La quimioterapia es veneno. Normalmente no hace bien a nadie. Hay que saber que hay siempre un conflicto, cualquier enfermedad es psicosomática. Siempre hay un conflicto a raíz de una enfermedad, pero si yo identifico el conflicto y lo soluciono, la enfermedad se va.

 Así entendí que la medicina esta totalmente controlada por el dinero. Entonces, lo que nosotros hacíamos como médicos era enfermar más a las personas para así generar ganancias para la industria. Entonces, ¿qué es la salud? En la facultad sólo me enseñaron lo que es la enfermedad. Entonces, ¿qué es gozar de buena salud? Yo llegué a la conclusión de que el cuerpo sólo manifiesta el estado del alma. Y cuando mi cuerpo está enfermo es porque mi alma está enferma. Entonces el cuerpo por sí solo no enferma, es como un espejo que refleja lo que pasa dentro. Para ver mi alma, miro mi cuerpo y veo lo que hay en mi alma. Entonces no sirve de nada tratar sólo el cuerpo. Hay que mirar el alma, ¿qué es lo que no funciona en el alma, cuál es la enfermedad del alma? Es la guerra. Porque mi alma me dice internamente que haga algo y mi ego me dice que haga lo contrario. Entonces hay una guerra interna. La enfermedad es siempre la manifestación de un conflicto dentro de mí. 

Hay dos aspectos: el cuerpo y el alma. ¿Qué quiere el alma? El alma quiere la emancipación del Ser y el cuerpo quiere la seguridad del haber, del tener. Cada uno tira por un lado, el estrés significa la guerra interior. Cuando trato el alma, todo el cuerpo se alinea sobre este equilibrio. No quiero decir que no haya que cuidar el cuerpo físico, sino hacer las cosas en el orden correcto. Primero el alma, después el cuerpo mental, después el cuerpo emocional y después el cuerpo físico. Y lo solemos hacer al revés. La medicina convencional se encarga del cuerpo físico, y no trata el resto.

P: ¿No cree que la propia sociedad demanda que el médico se ocupe del cuerpo físico y le dé una medicina para el dolor?
R: La sociedad misma, nosotros somos los que creamos esta mafia a nuestra imagen y semejanza. El problema es que damos prioridad al «tener» sobre el «ser», ése es el desorden, priorizar el cuerpo en vez del alma. Para volver al orden hay que dar prioridad al alma en lugar de otorgársela al cuerpo, eso genera orden, paz y salud.

P: Eso es mucho más complicado que tomarse una pastilla…
R: Cierto, pero ¿qué hace una pastilla? Te da la ilusión de que estarás mejor, pero con el tiempo reaparecen los síntomas.

P: En el caso del paludismo, por ejemplo, alguien sano se enferma por beber agua contaminada, ¿también en este caso insiste en su teoría?
R: Esto es válido para todo. No hay ningún microbio exterior que haga enfermar, soy yo la creadora de mis enfermedades. Y ésta es la verdadera enfermedad del alma, el no saber que soy yo quien la está creando. Como yo pienso que no soy responsable, me imagino creadores exteriores: microbios, tumores, etc. 
Por ejemplo un simple catarro: hace frío, me cojo un catarro. Y puedes tener un catarro en verano, es un sinsentido, no tiene nada que ver con el frío. Con esta estructura de pensamiento voy generando la guerra hacia los factores exteriores. Y por eso se crearon las vacunas. 
¿Qué son las vacunas? Dar la enfermedad de forma más debilitada para que el cuerpo reaccione. Es decir, no tengo la enfermedad pero si algún día la contraigo, sería menos grave porque ya me he puesto la vacuna. Te voy a dar otro ejemplo, tengo miedo de que mi hija sea violada. Entonces le voy a dar un violador debilitado, entonces si un día la violan será menos grave porque habrá tenido un pequeño violador y entonces estará preparada. La vacuna funciona igual. Es algo de locos. 

Vivir en el desorden lleva a este tipo de locuras. Por ejemplo, la gripe aviar. ¡Es extraordinario! Cerca de donde vivo había una experta muy seria que vino de parte de las autoridades médicas y nos ha dado cifras: en el plazo de nueve años se murieron cerca de 152 personas de gripe aviar en el mundo, solo en Canadá mueren cada año 10.000 personas por errores médicos, no de enfermedad sino de equivocaciones. ¡Yo creo que más bien habría que vacunar a los médicos! No hay epidemia, no hay nada. Entonces se ha creado una pandemia a escala mundial, en la cual se han gastado millones de dólares para tratarla pero no hay nada. Esto está en preparación desde hace muchos años. Llevamos de cinco a siete años oyendo hablar de una pandemia. ¿Cómo se puede anunciar que va a haber una pandemia? Una epidemia surge, ocurre, pero no la puedo prever, es un montaje.

P: Pero la gente tiene miedo…
R: Sí, es una forma de manipulación mental para llevarles a pensar que va a ocurrir una epidemia. Y un día, cuando ocurra, las autoridades dirán que ya lo habían previsto. Es algo que está preparado desde hace mucho tiempo, hay un proceso escondido detrás de esto. Yo no sé exactamente lo que es, puede ser, por ejemplo, ponerle a todo el mundo un chip electrónico porque cuando hay una campaña de vacuna se puede poner cualquier cosa en la jeringuilla. Así que es posible que haya una estrategia que consista en decir que hay una epidemia y que hay que vacunar a todo el mundo y entonces pondrían el microchip. Yo estoy segura de que hay algo detrás, un propósito escondido en decir que hay una epidemia y que hay que tener cuidado. Es una hipótesis. De todos modos sea para lo que sea el propósito es el control sobre la población.

P: ¿Tiene todo esto algo que ver con la trilogía de la mentira de que habla en su libro La mafia médica?
R: Hablo mucho de las vacunas en el libro y lo que yo digo a este respecto en el libro, es lo que desencadenó la ira del colegio médico. Porque las vacunas no se tocan, son sagradas, puedes hablar de cualquier cosa; la industria, los medicamentos… pero cuidado con las vacunas. Porque las vacunas otorgan importantes ganancias a la industria, pero a las personas les puedes transmitir cualquier cosa. La vacuna es un medio para producir genocidios con un blanco específico.
Cuando se quiere distribuir a un pueblo o a una raza, la administran, mira lo que está ocurriendo en África. Ellos lo llaman sida, pero ¿qué significa sida? «Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida». Entonces es el propio sistema inmunitario que se ha debilitado, de modo que cualquier afección es mucho más grave.

P: ¿Quién está detrás de toda esta estrategia?
R: Los que mandan. Hay un gobierno mundial que tiene todos sus ministerios, para la salud es la OMS, pero también están la UNESCO, UNICEF, FAO, FMI, Banco Mundial, etc. Todos los países miembros de la ONU obedecen las órdenes del gobierno mundial.

P: ¿Ve solución para esta situación?
R: Sí, sino mal vamos. La solución que yo propongo en el libro es la soberanía individual. Es tomar conciencia como persona individual de que soy yo la que tiene el verdadero poder. Por ejemplo, los McDonald’s, cuando la gente deja de ir a estos restaurantes. Si yo dejo de comprar y de dar dinero a las multinacionales ya no valen nada, no ganan dinero. Si los enfermos dejan de ir al médico, se derrumba el sistema médico, si dejo de pagar impuestos no hay gobierno. Entonces ¿dónde está el verdadero poder?, en la persona y la palabra SOBERANÍA, significa el poder último, el más alto, que siempre hemos pensado que estaba fuera y está dentro de nosotros.
Si pensamos en el poder más elevado, pensamos en Dios. Y ¿qué es Dios? Es el espíritu que crea todo el universo y esto está dentro de uno, no fuera. La solución viene cuando yo tomo conciencia de quién soy verdaderamente y que voy a comportarme tal y como yo soy, encontraremos la salud perfecta y la inmortalidad, que es más interesante que morir ¿no?

P: Y ¿Cuál es el primer paso que debemos dar?
R: Primero empieza por tomar una decisión, que consiste en dar rienda suelta a mi alma, es mi alma quien manda y no el ego, entonces dejo de pelearme, escucho lo que me dice mi alma. Por ejemplo, mi alma me dice: «deja este trabajo, ya no resuena contigo, deja de hacer eso»; pero el ego me dirá: «No, ¿estás loca?, tienes que pagar el alquiler, sostener la familia, ser buena madre…». Esa es la guerra, entonces dejo de pelear y escucho a mi alma. Y el ego empieza a agitarse y a ponerse inquieto ¿qué va a pasarme? Quiere controlar, es su función. ¿Qué va a ser de mí? Pues no lo sé, soy yo la que va creando qué va a pasarme. ¿Me voy a pelear conmigo misma? No, voy a hacer las paces.
Algo que se puede hacer varias veces al día y que mejora automáticamente cada vez la salud, es decir la verdad. Mentimos todo el tiempo, pero incluso sin darnos cuenta, estamos tan acostumbrados a hacerlo… tenemos mentiras gordas y otras que se llaman «medias verdades», pero la mitad que falta es una mentira. Y hay otra categoría de mentiras que son por omisión. Y esto se llama un secreto. A veces mi hijo viene a verme y me dice: «Mamá, tengo que decirte algo, pero no se lo digas a nadie». Si es un secreto y tú no puedes guardarlo, no me pidas a mí que lo guarde. Si para ti es un secreto y me lo transmites a mí porque pesa mucho sobre tus hombros, yo tampoco lo voy a guardar.
Son cosas del día a día. Si me quedo en la mentira y siempre estoy mintiendo, poco a poco voy destruyendo mi salud. Miento y me miento porque tengo miedo, es el ego el que miente, el alma nunca miente.

Si voy buscando el amor exterior, sufro. Si vivo con amor por mí, enfocado hacia mi interior, no por miedo de lo que la gente pueda pensar de mí, mi salud mejora.
Por ejemplo, toco aquí y siento un bulto en el pecho. Tengo dos posibilidades o me quedo aquí quieta y no hago nada, o me voy corriendo al médico. Si voy al médico me va a decir que tengo un cáncer. En la mente está escrito «Cáncer igual a muerte». Entonces si yo he sentido miedo y he ido al médico, el doctor me ha asustado aún más y me recomienda quimioterapia. A mí eso no me agrada porque la gente que conozco que se la ha hecho se pone verde, siente náuseas, no tiene pelo y tienen un estado muy debilitado y triste. Entonces cada vez tengo más miedo, cada vez estoy más enferma y cada vez me acerco más a la muerte.
Eso ocurre si tomo la opción del médico. En el otro caso mi cuerpo me muestra que hay un conflicto interno, el bulto en este pecho es un regalo que me hago a mí misma, no quiero quitármelo, es mi espejo el que me está indicando algo. Le voy a decir al bulto: ¿qué tienes que decirme?, háblame. Gracias por manifestarte. Te escucho, háblame de mi conflicto. Entonces yo digo a mi alma: te dejo libre. Voy a vivir y sentir el miedo a morir. De esta forma yo puedo sanar definitivamente, no una remisión temporal si no una verdadera sanación.

Por ejemplo, ¿qué es un divorcio? Una ruptura. Algo me dice: «no, no te tienes que divorciar, quédate junto a esa persona» y algo me dice: “no, ya se acabó”. Actualmente hay más divorcios porque la conciencia se eleva y la gente hace más caso a sus sentimientos. El divorcio y dejar un trabajo no son buenas opciones para la seguridad del haber. Hay cada vez más personas que dejan carreras brillantes porque ya no le encuentran sentido a lo que hacen. Es normal porque la conciencia se eleva.
Si no hago caso a mi alma y sigo en ese trabajo me enfermo y cuando voy al médico me manda antidepresivos. 
¿Y qué son los antidepresivos? Son drogas que hacen que yo ya no sienta nada. «Mi trabajo bien, seguiré con él». Con ayuda de estas pastillas soy efectivo y puedo seguir pagando la hipoteca.
Algo que causa mucho estrés es el endeudamiento de las familias. Una manera de sanarse es salir de este sistema de endeudamiento porque supone esclavitud. Es la «simplicidad voluntaria», es un movimiento social de gente que lo adopta deliberadamente. Yo no lo recomiendo como movimiento social, pero sí como medida temporal para salir de esta trampa. De forma que, las necesidades materiales dejan de ser la prioridad en mi vida y más bien es el alma lo prioritario. La «simplicidad voluntaria» consiste en reducir las necesidades materiales. Por ejemplo si tengo una casa grande con una hipoteca muy elevada, un cochazo a juego con la casa, hijos que visten de marca, van a una escuela privada, etc. Todo eso cuesta dinero y tengo que seguir trabajando, pero ya no me gusta mi trabajo y ahí estoy preso… y eso es un estrés tremendo. La persona piensa que no tiene salida: «si dejo mi trabajo ya no seré capaz de ofrecer caprichos a mis hijos, perderé a mis amigos “pijos”, mi prestigio, mi mujer, reputación…» No se puede imaginar la vida sin nada de eso, pero es posible. Vendo la casa, vendo el coche, vamos a una casa más pequeña, los niños dejan de ir al colegio privado y se les manda a uno público y así tengo tiempo para mi alma. Eso es realmente la salud, esas cosas de la vida cotidiana son las que hacen que mi salud esté mejor o peor.

P: Usted demostró ser muy valiente cuando escribió el libro “La mafia médica”, que le costó la expulsión del colegio de médicos, supongo que vivió un conflicto importante. ¿Cómo se decidió a dar el paso?
R: Yo sabía que publicando ese libro se acababa para mí la carrera de medicina. Yo me acuerdo de ese momento y me dije: «Si no escribo este libro, me muero». Quizás no hubiera muerto rápidamente, pero sí a nivel del alma. No fue tan difícil, más difícil fue dejar mi papel de «buena madre».

P: ¿A qué se refiere?
R: Mis niños ya no lo son, ya no soy madre. Tuve que dejar de preocuparme por mis hijos. Un pasaje importante fue que mi casa ya no era más su casa. Yo tengo dos hijas y cada una de ellas había dejado en mi casa dos tazas para el desayuno. Hace más de un año llegó una amiga y me ofreció dos tazones, no tenía sitio para ponerlas todas y decidí quitar las tazas de mis hijas. ¡Eso fue tremendo! Era un símbolo del vínculo con mis hijas y se trataba de cortar ese tipo de lazos. Entonces una dijo que “vale” y la otra dijo que “ni hablar” y volvió a colocar la taza en su sitio. Yo le dije: «pues tú haz lo que quieras, pero yo ya he hecho lo que tenía que hacer».

P: El desapego, entonces, ¿tiene que ver con conseguir una buena salud?
R: Sí, cuando estoy apegada a algo es que tengo miedo de perderlo y si tengo muchos apegos no puedo avanzar. Con mi libro “La mafia médica” todo se fue: el título de médica, la profesión… Cada uno tenemos cargas y apegos distintos.

Espero que os guste esta entrevista a Ghislaine Lanctôt sobre medicina y salud, a mí me ha parecido muy interesante.
Gracias Lola Isabel por compartirlo conmigo.


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